TATARABUELOS:
Nicola Cupello y Felicia María Corno
Si bien no hay documentos precisos sobre la fecha de nacimiento del tatarabuelo, Nicola Cupello, según la pagina de genealogías “Family Search” se puede establecer que este nació alrededor de 1820, en Paola (Calabria), hijo de Vincenzo Cupello y Ángela Guida (mis trastatarabuelos, nacidos a fines del siglo XVIII). En 1847 Nicola contrae matrimonio con Felicia María Corno, nacida en 1824 con quien tuvo dos hijos: El mayor, de nombre Vincenzo (como su abuelo, una tradición italiana), nacido en 1848 y el más joven, Francesco (el bisabuelo), nacido en 1854.
En cuanto a Paola, esta es una pequeña ciudad a orillas del mar Tirreno, famosa por haber sido, en 1416, el lugar de nacimiento de San Francisco de Paula, que es el Patrón de la región de Calabria; y es también uno de los Santos Patrones de Nápoles, de hecho, la Basílica de San Francisco de Paola es el punto central de la “Plaza del Plebiscito”, la más emblemática de esa ciudad.
Este santo fue fundador de la conocida “Orden de Los Mínimos” y en 1483, por solicitud del rey francés Luis XI, partió a Tours (Francia), donde fue consejero de este monarca y de sus sucesores, Carlos VIII y Luis XII. Murió en el Monasterio de los Mínimos de Montils (Francia) el 2 de Abril de 1507, siendo sepultado allí, pero una parte de sus restos esta en el Santuario de su nombre, en Paola. Fue canonizado por el Papa León X en 1519.
Es también conocido en muchos otros países, como lo prueban los nombres del Infante Francisco de Paula, hijo del rey Carlos IV de España (el niñito vestido de rojo que aparece con su familia en el cuadro de Goya), el del prócer colombiano Francisco de Paula Santander, el del pueblo de Baruta (Venezuela), fundado en 1620 con su nombre y el solo de piano en su honor que hizo el compositor húngaro Franz Liszt.
En mis dos visitas a Paola se me informó que Nicola había sido comerciante, tenía una tienda donde vendía, entre otras cosas, artículos de joyería y relojes, que traía desde Nápoles y seguramente sus dos hijos varones trabajaban con él en el negocio familiar. Me dijeron también que los Cupello formaban parte de las familias acomodadas de la ciudad y tenían allí propiedades importantes, entre ellas una casa que, como muchas otras edificaciones de la localidad, fue destruida en la segunda guerra mundial, cuando en el verano de 1943 los aliados bombardearon constantemente a Paola, que en ese momento era un centro importante de aprovisionamiento de las tropas del eje, ya que tenía puerto y servicio ferroviario. Esa casa nunca fue reconstruida y en su terreno se creó luego un parque municipal. Seguramente esa fue la casa de Nicola, que después, como era usual en esa época, pasaría en herencia a Vincenzo, su hijo mayor.
Para ponernos en contexto hablemos un poco de la historia de la región: Desde el siglo VIII a.C. la actual Calabria fue conquistada por los griegos, que la denominaron «Magna Grecia» por su riqueza en cultura, arte y comercio. Allí se establecieron allí muchas importantes poblaciones: En el 709 a.C. (cuando Roma era apenas una pequeña aldea de pastores) fue fundada la ciudad de “Crotona”, célebre por su escuela de filosofía dirigida por Pitágoras. Y en el 720 a.C se fundó la ciudad de “Síbaris”, (muy cerca de Paola), una rica colonia que dio origen a la palabra “sibarita” (amante del lujo). Luego, desde el siglo III a.C. Calabria fue una importante provincia de la antigua Roma. Pero luego de la caída del Imperio Romano (476 d.C.) la región sufrió una serie de invasiones por parte de los bizantinos, los normandos y los Habsburgo.
Desde 1759 Calabria formó parte del reino borbónico de «Nápoles-Sicilia», pero en 1808 Napoleón Bonaparte invade Italia y nombra “Rey de Nápoles” a su cuñado, Joaquín Murat. A la caída de Napoleón vuelven los borbones al poder, y en 1815 Murat desembarca en Calabria, con la idea de reconquistar su perdido reino. Pero fue rodeado y arrestado por tropas borbónicas, ese mismo año fue condenado a muerte y fusilado. Pero todo cambiaría de nuevo en 1860, cuando Giuseppe Garibaldi logra conquistar todo el sur de Italia, que fue anexado al naciente reino de Italia.
Se debe reseñar acá que mientras los borbones reinaban en el sur de Italia, esta era la región más prospera e industrializada de la península. El primer ferrocarril de ese territorio se creó en 1836 en Nápoles y desde 1840, en los astilleros de Castellammare se construían barcos de vapor. Además en otras localidades había decenas de grandes industrias; en Calabria, por ejemplo, las siderúrgicas de Mongiana eran famosas y contaban con más de 2.500 trabajadores, y su industria de la seda empleó a más de 3.000 personas.
En la exposición Universal de Paris, de 1855, el Reino de Las dos Sicilias recibió el premio como el tercer país con mayor desarrollo industrial del mundo, después de Gran Bretaña y Francia. Con respecto al comercio, ese reino mantenía intercambio con países de todo el mundo, su flota mercantil era la más grande de Italia y la cuarta a nivel mundial.
Desde el punto de vista cultural Nápoles, la capital del reino, tenía muchos monumentos y museos importantes, un siglo antes se habían descubierto las antiguas ciudades de Pompeya y Herculano, y era además una de las capitales musicales de Europa, con el teatro más importante del continente, el «San Carlo», creado en 1737. Por último, en referencia a la agricultura, el sur, con tan sólo un 36% de la población de la peninsula, producía el 50.4% del trigo, el 80.2% de la cebada y la avena, el 53% de las papas y el 41.5% de las legumbres de toda la peninsula.
Esa era sin duda la región más prospera de toda el territorio italiano, pero todo cambiario en 1870 con la “Unificación de Italia”, bajo el Reinado de los Saboya (los reyes del Piamonte, al norte del país). De ahí en adelante las inversiones se concentrarían en las provincias norteñas, dejando al sur en un estado de abandono, que perdura hasta el día de hoy. Por supuesto, estas cosas no se mencionan en la historia oficial de Italia, pero es un hecho, y muchos historiadores han manifestado que la unificación de Italia fue fatal para el sur del país. Pero se debe decir también que a partir de 1970 se ha producido una creciente mejora en la economía de la zona, basada en una moderna agricultura y en el turismo.
Volvemos a la Paola del siglo XIX, esta ciudad se levantaba en una colina que estaba muy cercana a la costa y a un pequeño puerto, que por cierto, le fue muy útil a los reyes borbones durante la guerra de independencia italiana, cuando Nápoles, el principal puerto del entonces llamado «Reino de las Dos Sicilias” fue bloqueado por la flota piamontesa, y por un tiempo casi todos los aprovisionamientos y pertrechos para la defensa del reino entraban por Paola. La vida en esa ciudad, durante el mencionado siglo, era muy provinciana, todos los habitantes del lugar se conocían, la diferencia de clases se manifestaba por signos exteriores (ropa, casa, coches etc.) y por la educación escolar, que era un privilegio solo para los varones de las clases más pudientes, y en el caso de las mujeres se limitaba solo a labores del hogar. Toda la población, en mayor o menor medida, padecía de problemas económicos . De hecho, una gran parte de Europa estaba sumida en una recesión y las clases más bajas de la población se esforzaban por sobrevivir en un ambiente pobre e insalubre.
A pesar de que los Cupello eran una familia acomodada de Paola, como era normal en esa época, todo el patrimonio de cualquier familia era heredado por el hijo varón mayor. Esta era una práctica usual en toda Europa hasta bien entrado el siglo XX, por lo tanto, los otros hijos varones no tenían muchas posibilidades de salir adelante (muchos entraban al ejército o al seminario); este era el caso de Francesco, mi bisabuelo, de quien hablaré más adelante, él era el menor de los hijos varones y en vista de su incierto futuro decidió emigrar a Venezuela, y con toda seguridad contó con el apoyo de Vincenzo, que ya le había dado una buena educación para la época, pero que además, también le ayudó con algún capital y algún inventario en joyas que adquirió de sus proveedores. Sin su ayuda quizá Francesco no hubiera podido establecerse en Maracaibo en ese ramo, que ya conocía bien, porque había trabajado en él.
Como vimos, los primeros 40 años de la vida de Nicola transcurrieron bajo el régimen de los borbones, hasta Agosto de 1860, cuando Giuseppe Garibaldi desembarca en Reggio Calabria con 6.000 hombres y emprende su camino hacia el norte, para ocupar todo el sur de la península, y necesariamente tuvo que haber pasado por Paola, o muy cerca de ella, por lo que Nicola vivió en primera línea esos acontecimientos históricos, tan importantes para Italia. El tatarabuelo Nicola fallece en Paola en el año de 1894
Esta es, hasta ahora, la única información que he podido conseguir sobre Nicola y su familia.
Nicola (en el centro) con su hijo Francesco y su nieto Salvatore, una foto de alrededor de 1893, típica del siglo XIX, tres generaciones de varones, que representaban a cualquier familia. Se puede calcular que en ese momento Salvatore (mi abuelo) tendría unos 7 años, Francesco 39 y Nicola unos 70 (en esos tiempos las fotografías eran retocadas y quizá por ello Nicola se ve más joven). En los chalecos del tatarabuelo y del bisabuelo se pueden ver las cadenas de sus relojes de bolsillo, que se vendían en el negocio familiar.
Santuario de San Francisco en Paola, en lo alto de las colinas de esa ciudad. La parte más antigua del mismo data del siglo XV, allí cada año convergen centenares de miles de peregrinos devotos de este santo.
Vista de Paola desde el mar, a finales del siglo XIX
“Piazza dell’Orologio” (Plaza del Reloj), en Paola, también a fines del siglo XIX
Portal que lleva al jardín del Santuario de San Francisco en Paola y ostenta en el dintel un mural del siglo XIX, que según nos informó el Padre Gaetano, en mi primera visita a Paola (1972), fue mandado a hacer por la familia Cupello, como muestra de su devoción al santo.
Mural en el portal de acceso a los jardines del Santuario de San Francisco